A lo largo de la historia, el gas natural ha sido una fuente de energía esencial que ha tenido un gran impacto en la producción energética mundial y en el crecimiento industrial. México ha desempeñado un papel fundamental en la matriz energética, provocando transformaciones significativas en varias industrias.
Origen y evolución
La historia del gas natural, un combustible fósil constituido en su mayor parte por metano y que se encuentra en yacimientos subterráneos, se remonta a miles de años, aunque su uso generalizado no comenzó hasta el siglo XIX, con la invención de los primeros métodos de extracción.
A lo largo del siglo XX, México experimentó un aumento significativo de la exploración y producción de gas natural, en las que el sector petrolero desempeñó un papel destacado. No obstante, el gas natural empezó a desempeñar un papel importante en la economía mexicana en las últimas décadas del siglo anterior.
Con una proporción en la canasta energética superior al 48% y que sigue en aumento, el gas natural ha sido el combustible más popular de México desde 2014. Ha sido la fuente de energía más activa en los últimos 20 años, superando la expansión de la economía en general y la demanda de energía eléctrica. El 95% del aumento del consumo de gas en el país entre 2000 y 2019 fue impulsado por la industria eléctrica, cuya demanda se duplicó en ese lapso. Las importaciones, que ahora suponen el 70% del consumo y el 93% si se elimina el gas seco utilizado por el sector petrolero, tienen que compensar la diferencia entre la oferta y la demanda porque la producción no ha podido seguir el ritmo de las necesidades. El 96% de este suministro exterior procede del mercado estadounidense, que presenta las ventajas de la asequibilidad, la accesibilidad y la proximidad.
Fabricación del gas natural
Sólo el 30.3% de las necesidades mundiales de gas son satisfechas por México; el 69.7% restante, por importaciones. Más del 93% de la demanda en 2020 se cubrió con compras externas, excluyendo lo que consume Pemex. En los últimos diez años, las importaciones se han multiplicado por veinte: en 2010 se importaron 281 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd); diez años después, esa cifra se disparó a 5,686 mmpcd.
En abril de 2020, Estados Unidos fue esencialmente el único proveedor, ya que el suministro por gasoducto es menos costoso y las importaciones de gas natural licuado de otras zonas estaban perdiendo terreno frente a la producción nacional.
El hecho de que haya más petróleo que gas en México demuestra lo desarrollados que están los recursos convencionales. Los recursos prospectivos se estiman en 113,000 mmbpce (equivalentes a un 60% de petróleo y un 40% de gas), mientras que las reservas rondan los 23,000 mmbpce (77% de petróleo y 23% de gas). Las reservas totales y probadas de gas se estiman en 30,8 y 10 Tpc, respectivamente, lo que resulta insuficiente para satisfacer la demanda a largo plazo. Las reservas totales cubren unos 17 años de consumo, mientras que las reservas probadas cubren unos 6 años.